La Actual Ficción, Antigua Verdad. PT.1

Michel Ortega
5 min readOct 4, 2020

La forma en la que navegamos la realidad en la que vivimos y la forma en la que vemos la historia de la humanidad se basa en el entendimiento de lo que es real y lo que no, lo que es mentira y lo que no.

Cuando yo era niño la realidad parecía algo confuso, no entendía mucha de la información que escuchaba, aun estaba encriptada para mí. Aún no sabía que los chistes malos que contaban los adultos eran chistes malos, pensaba en la realidad como un mundo fantástico, lleno de monstruos que aparecen en la oscuridad y de seres omnipotentes que me observan y me castigan por ser un niño travieso fascinado por aprender groserías, una fantasía la cual había sido alimentada por mi consumo de televisión y los sermones religiosos de mis padres. A base de prueba y error fui creando mi propio modelo de la realidad y entendiendo algunas de las reglas bajo las cuales funciona la realidad.

Algo tan sencillo como saber que la ley de la gravedad existe y es real, que el fuego quema, o que es imposible respirar bajo el agua para nuestra especie, son asuntos fáciles de probar y demostrar. Pero hay otras verdades mas difíciles de comprobar y otras mentiras difíciles de desmentir.

Es por eso que recientemente han aparecido muchas nuevas teorías de conspiración y cada vez estas son más populares. Desde un grupo de personas, en su mayoría hombres blancos amargados, que creen que la tierra es plana y si caminas un poco más allá de la Patagonia, puedes encontrarte con un enorme muro de hielo que rodea a lo que creen que es el planeta en forma de un disco/domo. O un grupo de personas, en su mayoría también hombres blancos enojados, que piensan que las torres de red 5G causaron el coronavirus. Muchas de las teorías de conspiración de este tipo nacen en foros y grupos de chat donde la información y los memes que se comparten ahí forman una cámara de eco.

Me interesa explorar la realidad que vivo desde el paradigma de la evolución basada en la memética. La realidad donde la información, los memes que construyen nuestra realidad crecen de manera exponencial y esa información, esos memes van dando forma a la vida y como interactuamos con ella.

Es como si los memes que te comparte tu tía por WhatsApp formaran parte de algo mas grande que una simple imagen de un gatito deseándote los buenos días o la imagen con el fondo de una hermoso paisaje y una frase de motivación. De cierta forma si es así, los memes, sin importar el contenido encriptado, son parte de algo más grande que le dan forma a la vida como la conocemos.

Uno de los mas grandes descubrimientos científicos de la humanidad ha sido sin duda la teoría de la evolución propuesta por Darwin, en ella explica como nuestra especie es producto de una evolución genética que nos ha traído hasta acá gracias a la herencia evolutiva de nuestros antepasados. En su libro de 1976, El Gen Egoísta, Richard Dawkins acuñó el termino meme, un meme representa la unidad mínima de información la cual se distribuye y busca replicarse entre las personas para crear mas copias de si mismo. Similar a los genes, los cuales también se reproducen y crean descendencia, los memes también se replican pero a diferencia de los primeros, un meme puede ocupar varios organismos al mismo tiempo.

La historia de la humanidad es también la historia de los memes.

Al principio la vida estaba principalmente definida por la evolución de la genética; la reproducción y la supervivencia de la especie, esto significa que para que llegáramos al momento de la historia en el que nos encontramos fue necesario mucho, mucho, mucho sexo, mucha, mucha comida y sobrevivir a las constantes amenazas externas en la naturaleza, como las bestias salvajes, el fuego, las lluvias, terremotos y cualquier otro fenómeno del caos en el que vivimos.

Fue también con la evolución de los memes, el lenguaje, la información, la cultura y la tecnología que sobrevivimos y pudimos evolucionar como especie.

Actualmente la evolución de la humanidad está más definida por la evolución de los memes, la cual avanza cada vez más rápido que la evolución genética. Esto lo podemos ver en la forma que que constantemente aparecen nuevas formas más eficientes de comunicación y tecnología cada vez más avanzada.

Si, incluso ese reloj inteligente que promete ayudarme a tener una vida más saludable pero realmente solo parece un reloj masoquista que cuenta la cantidad de mi sufrimiento, es parte del proceso evolutivo de los memes.

La realidad está construida tanto por los genes y por los memes. Esto es algo que algunos gobiernos en el mundo saben y desde hace tiempo han investigado para así poder hacer mejor uso de el meme, la información como herramienta, ya sea para fines de guerra, propaganda política o simplemente dirigir a una nación.

Pienso que el himno nacional podría renovarse cada año, haciéndolo así más pegajoso, divertido y al mismo tiempo creando un sentimiento patriota más moderno.

Las narrativas, los complejos de memes o memeplex, son el interés real y actual de los poderes fácticos, grupos interesados en dirigir el presente dentro de un espacio delimitado por una serie de conceptos, ideas y símbolos que pueden dirigir paradigmas hacia un futuro idealizado, basado en una agenda especifica.

Aquí es donde la cosa comienza a sonar algo conspiracional, la idea de que hay un grupo de personas, los illuminati o un grupo elite intentando dominar el mundo suena más sencillo en teoría que en la práctica, estoy de acuerdo en eso. Pero sí las personas se organizan es posible avanzar ciertas agendas dirigidas hacia los objetivos particulares de cada una de ellas o al objetivo en común que comparten algunos de estos grupos u organizaciones.

Dicen que la unión hace la fuerza, pero por algún motivo las orgías son la debilidad de muchas personas.

Cuando las personas organizadas trabajan bajo un mismo objetivo tienen la capacidad de darle forma a la realidad, al tiempo y al espacio en el que vivimos.

Vivimos en tiempos interesantes, tiempos en los que el exceso de información, de memes, ideas, conceptos y símbolos que consumimos de manera masiva todos los días dictan en gran parte, de manera mayormente inconsciente, nuestro día a día.

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